jueves, 28 de junio de 2012

“Si uno quiere ser el primero, sea el ultimo de todos y el servidor de todos.”


 Hoy en medio de esta sociedad egoista donde vemos que el mas grande destruye al mas pequeño en todos los ambitos sociales, el evangelio nos invita a tener una mirada distinta, a ver que lo mas importante no es ser el primero a toda costa, es reconocer que el primero es que el sirve, el que ayuda a que el otro surja, les comparto este pequeño analisis de un texto biblico donde Jesus nos invita a ser servidores.


“Si uno quiere ser el primero, sea el ultimo de todos y el servidor de todos.”


Critica textual
Pericopa:

Texto tomado de la biblia de Jerusalén Del evangelio de Marcos Capitulo 9, 33-37
  
33Llegaron a Cafarnaúm y una vez en casa les preguntaba: -“¿De que discutíais por el camino?”- 34 Ellos callaron pues por el camino habían discutido entre si  quien era el mayor. 35 Entonces se sentó, llamo a los Doce, y les dijo: -“Si uno quiere ser el primero, sea el ultimo de todos y el servidor de todos.”- 36 Y tomando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:  37- Quien reciba a un niño como este en mi nombre, a mi me recibe; y el que me reciba, no me recibe a mi sino al que me ha enviado.” 

Texto en griego tomado del texto Nestle Alan 26 ediccion

33oJ de; ejpistrafei;" kai; ijdw;n tou;" maqhta;" aujtou` ejpetivmhsen Pevtrw/ kai; levgei: u{page ojpivsw mou, satana`, o{ti ouj fronei`" ta; tou` qeou` ajlla; ta; tw`n ajnqrwvpwn. 34Kai; proskalesavmeno" to;n o[clon su;n toi`" maqhtai`" aujtou` ei\pen aujtoi`": ei[ ti" qevlei ojpivsw mou ajkolouqei`n, ajparnhsavsqw eJauto;n kai; ajravtw to;n stauro;n aujtou` kai; ajkolouqeivtw moi. 35o}" ga;r eja;n qevlh/ th;n yuch;n aujtou` sw`sai ajpolevsei aujthvn: o}" dÆ a]n ajpolevsei th;n yuch;n aujtou` e{neken ejmou` kai; tou` eujaggelivou swvsei aujthvn. 36tiv ga;r wjfelei` a[nqrwpon kerdh`sai to;n kovsmon o{lon kai; zhmiwqh`nai th;n yuch;n aujtou`É 37tiv ga;r doi` a[nqrwpo" ajntavllagma th`" yuch`" aujtou`É[1]
Texto en latín tomado de la vulgata

33 Et venerunt Capharnaum. Qui cum domi esset, interrogabat eos: “ Quid in via tractabatis? ”.
34 At illi tacebant. Siquidem inter se in via disputaverant, quis esset maior.
35 Et residens vocavit Duodecim et ait illis: “ Si quis vult primus esse, erit omnium novissimus et omnium minister ”.
36 Et accipiens puerum, statuit eum in medio eorum; quem ut complexus esset, ait illis:
37 “ Quisquis unum ex huiusmodi pueris receperit in nomine meo, me recipit; et, quicumque me susceperit, non me suscipit, sed eum qui me misit ”.

El evangelio de Marcos nos sitúa en la segunda generación cristiana. El evangelio ya ha pasado las fronteras del mundo judío llegando hasta los paganos en el centro de su imperio: Roma, en donde el cristianismo comienza  a se concebido como movimiento peligroso, por lo cual  serán perseguidos y martirizados. En este contexto probablemente marcos escribe su evangelio, la tradición mas antigua dice que el evangelio fue escrito para la comunidad perseguida de Roma en tiempos de Nerón en el año 64; una comunidad de origen pagano y en crisis  que estaría llamada a dar razón de su fe e identidad tal como la dio su maestro en la cruz. 

Este evangelio probablemente fue escrito antes de la destrucción del templo en el año 70, muchos biblistas colocan como fecha de publicación del evangelio entre el 65 al 70, el lugar de la composición puede ser Roma, es una de la hipótesis mas aceptada por que dentro del texto se encuentran explicación a palabras arameas, alusiones al sufrimiento y  la persecución y la frecuencia de palabras latinizadas.

Este evangelio hoy es considerado como el más antiguo de los cuatro evangelios canónicos, situación que no siempre estuvo clara, se pensaba que Mateo era el más antiguo y que marcos era una especie de resumen, pero hoy después de los estudios sinópticos se descubrió que de Marcos beben Lucas.

Apreciaciones generales:

  No aparece en la pericopa el nombre de Jesús ni el titulo de los discípulos.

  Llegan a “la casa” esta figura del lugar de los discípulos y seguidores de Jesús. (v. 33)

Jesús pregunta y ellos se quedan callados como los fariseos en la sinagoga (Mc 3,4)

 Jesús se sienta pero no enseña. (v. 35)

Ya no los llama discípulos sino los doce.(v.35)

Jesús coge el niño (verso 36) sin necesidad de llamarlo. 

La palabra en griego paidion se puede traducir como pequeño de menos de siete años, niño, servidor, criado.[2] 

 Lo abrazo signo de identificación y cariño.

La precisión “a un niño como este” (v. 37) indica que Jesús habla es de esta clase de niños representado en el criado.

 La designación de Dios como “el que me ha enviado” refuerza la alusión al envió (ver 37)

Reflexión critica:

La lógica del evangelio es contraria y exige ponerse al final, en el lugar del esclavo que sirve. Sin esta actitud no se puede tener un puesto entre los amigos de Jesús. Se exige la acogida incondicional a los excluidos, a los marginales, a los que no cuentan en la sociedad. El gesto de abrazar al niño refleja la radicalidad por los mas pequeños de la sociedad, pues son presencia suya y del Padre. No hay otro camino que hacerse a siervo de los que están abajo, dejar el lugar de donde somos importantes o dejar de buscar los puestos que nos alejan del contacto de los empobrecidos y marginados, esos puestos que nos apartan de la realidad sin hacernos servidores de los demás. 



[1]Aland, Kurt, Black, Matthew, Martini, Carlo M., Metzger, Bruce M., and Wikgren, Allen, The Greek New Testament, (Deutsche Bibelgesellschaft Stuttgart) 1983.
[2] Urbina, Pabon. Diccionario Manual del griego clásico al español. Edit, Vox. 2001. España.

miércoles, 20 de junio de 2012

Títulos de la Iglesia

La Iglesia se identificó como pueblo desde el inicio de la historia de Israel, pero con el paso del tiempo esta imagen se fue perdiendo por considerarse una dimensión muy mundana, en el siglo XX se asume como cuerpo de Cristo alejándose casi totalmente de la realidad contingente del devenir humano es ya en el Vaticano II que se retoma la dimensión de pueblo de Dios y luego se asume después del concilio la condición de comunión. 

La iglesia siempre se ha identificado como pueblo de Dios, pero esta denominación no ha estado libre de controversias porque muchos han asumido la elección de pueblo como una condición exclusivista generando de esta manera particularismos, encerrando la gracia de Dios en unas fronteras o en razas únicas, también en la identificación en un partido político particular, pero el hecho que Dios haya escogido al pueblo de Israel no fue para hacer un pueblo aislado y egoísta de la gracia, antes el contrario según la dialéctica concentración-expansión si Dios escoge a uno es para desplegarse a la totalidad. 

La comunidad cristiana se siente heredera de los dones de la misión del pueblo de Israel y continúa con este título, existe una continuidad del pueblo de Israel y la comunidad cristiana, en tanto que su misión, pero con la muerte y resurrección de Jesús él se adopta un pueblo nuevo que mantendrá viva su misión en la historia, donde las fronteras y las limitaciones serán abolidas, es la iglesia la que hace presente el misterio de Cristo renovándose la nueva alianza en la eucaristía en la cual somos enviados anunciar su palabra a todo el mundo y a toda cultura. 

La iglesia del hijo el cuerpo de Cristo: Ya desde los padres de la iglesia se identificaba a la iglesia en unión con el cuerpo de Cristo, expresado de manera especial en la eucaristía, la iglesia ha de verse desde la unión con Cristo hijo del Padre enviado a una misión especial que la iglesia prolonga en la historia, animada por el Espíritu Santo, esta denominación es trinitaria, la iglesia trasparenta la misión del hijo que es ofrecer a los hombres una nueva filiación con el Padre y una nueva relación entre los hombres basada en la fraternidad, la iglesia es fundada por Cristo en su base y esencia, sin oponerse con la contingencia de la historia y de la fragilidad de los hombres que pertenecen a ella, también se entiende que Cristo es cabeza de la iglesia cuerpo, es poner en claro que es Cristo principio y fin de la iglesia en su misión de manifestar a Cristo a toda la creación. 

Con esta visión se recupera toda la visión Cristocentrica y se elimina un enfoque eclesiocentrico y espiritualista. También la dimensión de iglesia esposa y madre son otras imágenes que tiene la iglesia profundizando en su dimensión relacional, ya la relación esponsal se utilizaba desde el antiguo testamento para designar la relación del pueblo con Yahvé, también esta relación se da entre Cristo y su iglesia, Cristo es el esposo que ama a su iglesia y se casa con ella para devolverle toda su pureza y dulzura profundizando las relaciones de amor y de entrega, también la denominación Madre es importante porque siendo esposa se mantiene virgen y es madre de todos los vivientes y creyentes, es el bautizo que la iglesia engendra a sus hijos por la acción del Espíritu Santo y alimentados por medio de los sacramentos y la doctrina. 

La iglesia templo del Espíritu: El Espíritu Santo se ha visto muy limitado en la acción de la historia de la eclesiología, porque no se veía la importancia del Espíritu en la identidad de Cristo, después se hizo mucho énfasis en la jerarquía dentro de la iglesia dejando de lado la acción del Espíritu, él era reconocido como alma de la iglesia, para la santificación de los fieles, para los actos litúrgicos y las intervenciones magisteriales, el Espíritu se había convertido en un funcionario de la iglesia. 

Barth[1] propone que el espíritu debe de colocarse como la base de la identidad y de la misión de la iglesia, es en el Vaticano II donde se redescubre el valor del Espíritu en la iglesia, pero hubo una situación especial donde la eclesiología quedo asumida por la pneumatologia y la antropología, ya Leonardo Boff hacia el llamado de que la iglesia había nacido en Pentecostés con la fuerza del Espíritu inspirando a los discípulos a realizar su misión, movimiento que se sigue presentando hoy dentro de los seguidores de Cristo, porque la iglesia sin espíritu es una máquina de poder. 

El Espíritu hace presencia en toda la historia de la salvación desde el ruah [2] hasta el acompañamiento en la misión de Jesús. El espíritu comunica alegría y fuerza a la predicación del evangelio, es en Pentecostés que el Espíritu e Iglesia quedan unidos, es la iglesia la continuación de la unción de Jesús con el Espíritu, así como el espíritu empujo a Jesús a los suyos empuja a la iglesia a la humanidad llevando un mensaje de unión y reconciliación. 

Iglesia comunión y sacramento: La eclesiología de la comunión es considerada como la novedad del Vaticano II, esta visión se fue descubriendo en el siglo XX después de sufrir el flagelo de las guerras, es en el Concilio que se da vía libre a esta dimensión eclesiologíca, es la iglesia como Koinonía la cual debe ser considerada la base de la eclesiología evangélica, también la Koinonía como representación en la historia de la acción trinitaria en la iglesia, también Jesús vivió la dimensión comunitaria con sus discípulos y también se tiene en cuenta la economía de la salvación que viene de Dios por el hijo en el espíritu, la comunión se expresa en dimensión sacramental en el bautismo en donde se da una nueva filiación en Cristo por el Espíritu. 

La comunión no olvida la realidad de las personas y sus dificultades, la promesa de libertad y esperanza se habré camino en medio de las realidades humanas. La iglesia también es sacramento, es un acontecimiento estructurante del misterio ni lo absorbe ni lo monopoliza, la iglesia como sacramento se presenta como la encarnación de la Gracia, Cristo es el sacramento primero es así como la iglesia vive de la sacramentalidad de Cristo. 

La iglesia también es sacramento de la unidad del género humano y de la reconciliación de los pueblos y la iglesia sigue celebrando la pascua y renovando Pentecostés en el hoy y el ahora para que nosotros como los discípulos salgamos anunciar el mensaje de Jesús en medio de nuestra realidad. 

Es en este punto donde la filosofía hace su aporte a la educación. Me atrevería a decir que la filosofía y la educación están unidas, porque es el hombre el que aprende, el que transmite su conocimiento y es ese mismo hombre es el que busca más allá de los contenidos y de lo que tiene alrededor el sentido de su vida y de su realidad. La filosofía le muestra el camino a seguir a la educación, le da las bases del porqué educar, sin la filosofía la educación será solo un trasmitir de contenidos sin ningún fin, la educación no puede prescindir de la filosofía porque es ella la que la sostiene en el camino de la formación de un hombre integral y que busca desarrollar las conductas más nobles y adecuadas para transformar el entorno y ser mejor persona. 

Autor: Jairo Antonio Popó Vallecilla


[1] Karl Barth Teólogo reformado, considerado uno de los pensadores cristianos del siglo XX.
[2] El significado bíblico de ruah y de pneuma es el de viento, respiración, aire, aliento y signo de vida.

domingo, 17 de junio de 2012

Iglesias Provisionales

Después de leer el texto Iglesias Provisionales de Christian Duquoc les comparto a  mis comentarios, 


El texto de Christian Duquoc es un llamado de atención y a la vez una invitación a que reconozcamos dentro de nuestra iglesia su contingencia en relación con su objetivo final, teniendo presente la continuación de la misión de Jesús en la tierra, pero también siendo conscientes del caminar histórico con sus más y sus menos evitando colocar la legitimidad de su existencia en la exclusividad de ser la única iglesia frente a la diversidad, lo cual ha demostrado desde el inicio de la experiencia con Jesús, ser es un obstáculo para poder interpretar la revelación en toda su dimensión universal, la invitación que nos hace el libro es la posibilidad de entrar en diálogo entre los que por diferentes caminos podemos llegar al reconocimiento de la fe en el Resucitado. 

Dentro de esta visión es importante tener un enfoque histórico del desarrollo de la iglesia, la cual tiene un punto de partida en la historia, unos lugares, espacios, doctrina, personas, etc. Lo que la hace ser un objeto de investigación histórica así su fin traspase la historia, es de esta manera que se puede evidenciar históricamente el desarrollo de la iglesia y como ha respondido a las exigencias de hacer presente el evangelio en medio de los hombres. 

Es interesante como Duquoc hace un análisis sobre la incidencia histórica de la iglesia y la reflexión que se ha hecho de ella, enfatizando que la historicidad de esta se evidencia en su provisionalidad, que es desde este punto de partida que debemos asumir su papel, para no caer en absolutismo que no permite el diálogo con otras formas de vivir y expresar la Revelación, en este punto se profundiza que la iglesia nace en un contexto de separación tanto de la religión judía y más tarde dentro de ella se pueden identificar claramente varias posturas, como la iglesia de Antioquía, Jerusalén, entre otras, dato que no se puede omitir en el estudio eclesiológico y sus incidencias históricas, frente a la posibilidad del encuentro con otras iglesias. 

Esta reflexión eclesiológica se hace necesaria en un momento donde la pregunta sobre la iglesia y su actuar en la historia se hace cada día más necesaria, frente a su efectividad y legitimidad en medio de la diversidad, esta realidad no está fuera de conflictos, ¿la iglesia católica es la única y verdadera y es la única que realiza la misión de Jesús en la tierra? 

Es la pregunta que subyace todo el texto, Duquoc plantea que desde sus inicios se dio fue la diversidad y que querer unir a todas las iglesias no a un centro carismático, sino jerárquico representado en el obispo de Roma es una salida poco viable para establecer el diálogo y menos si se cataloga a todo el que no esté en comunión con el papa como hereje y cismático, y en el peor caso considerar que por fuera de la iglesia romana el espíritu no pueda actuar, desde esta postura se pone en riesgo el diálogo ecuménico. 

Hoy la Iglesia Católica romana está pasando por una crisis que se evidencia en una ruptura entre lo que predica y realiza, esta relación histórica-práctica en el camino escatológico-salvífico, se ve amenazado entre la ruptura entre la intención profética y la practica social, Duquoc identifica varios problemas actuales de la iglesia: la falta de bautizados, de vocaciones, la poca participación en el culto, la falta de vitalidad cultural, etc. Y plantea que es desde el reconocimiento histórico de esta realidad que se debe asumir la realidad de la iglesia y no desde el ideal, que muchas veces nos niega la posibilidad de ver el contexto y poder responder de manera más objetiva. 

Esta situación es el resultado del caminar histórico de la iglesia y que muchas veces ella misma se niega a reconocer, Duquoc nos hace el llamado de no olvidar como en la época preconciliar se potencializó la imagen de la iglesia centrada en ella misma, en su estructura, su ser jurídico y el mantenimiento del poder, colocando al pueblo en una posición de espectador pasivo, esta situación como hecho histórico causó una dinámica de rechazo a la jerarquización, en tanto que la misma iglesia le dio la espalda la realidad en muchos contextos. 

Esta situación generó indiferencia, relativismo y poca credibilidad frente a lo institucional, porque la iglesia en su devenir ha proclamado la libertad, pero muchas veces ella no la práctica. Esto produjo que la reflexión sobre la iglesia se moviera de lugar ya no centrada en el ámbito jerárquico, sino que se buscara otro punto de partida y uno de ellos fue recurrir a la noción de cuerpo místico y pueblo de Dios. 

Es dentro del Concilio Vaticano II que se asume una eclesiología más incluyente ya no desde la postura del poder sino de la comunidad o pueblo que participa en el mismo nivel, el de ser un pueblo llamado y convocado por el Espíritu para seguir a Cristo en el camino hacia la construcción del Reino, pero esta salida conciliar no fue del todo efectiva, se evidencia una dualidad en la postura del Vaticano II en su eclesiología, por más que se dio un papel importante al laicado en su participación, la legislación de la iglesia representada en el Código de Derecho Canónico no cambió en nada al respecto de la participación del laico y en especial de la mujer frente a la toma de decisiones importantes y de la participación en la jerarquía dentro de la iglesia. El Vaticano II fue una opción de pluralidad, pero se quedó en lo superficial, porque por más que generó espacios para poder asumir una iglesia más participativa, en la realidad se mantuvo en su postura jerárquica. 

Esta jerarquización llevada al extremo hace que las realidades particulares de las iglesias se vean oscurecidas por el visón central romana, por ejemplo, en la liturgia se obliga a que sea la misma en cualquier cultura, dejando un mínimo de inculturación en ella. 

Reconocer la historicidad de la iglesia es también reconocer que toda acción de ella es provisional en su práctica, porque es contingente y hace parte de la historia, la eclesiología no puede excluir la historia de su reflexión, porque es el marco donde se desarrolla la iglesia, es desde aquí que en el caminar de la iglesia muchas cosas han cambiado, conceptos, posturas y es desde este punto en que el llamado al diálogo se hace, Duquoc nos lleva a ver la historia de la iglesia desde sus inicios donde ya existía la variedad para poder reconocer en ella el valor de la Revelación. Frente a las notas Duquoc es categórico en plantear que ellas han perdido su valor frente al diálogo Inter ecuménico, porque a través del análisis crítico histórico no se pueden sostener en sus postulados, porque la realidad de la iglesia las desborda.

 La unidad ya desde el principio de la iglesia presentaba sus matices y no lograba concretizarse el ideal, los hechos históricos del cisma de oriente, el de occidente y la Reforma nos indican que la unidad práctica no es algo real, sino un ideal, el cual ha representado un sinnúmero de problemas de exclusión y de incomprensión de los que se dicen estar en unidad negando la historia, en la cual no se presenta la unidad como realidad práctica en una sola forma de expresar la experiencia del Resucitado, sino en la pluralidad, inclusive ya los evangelios nos presentan varias formas de vivir la experiencia de la Revelación teniendo como centro el Kerigma. La santidad está basada en su origen, sus medios y su término, pero esto no nos puede hacer olvidar de la contingencia y de la provisionalidad de la iglesia como organización de hombres falibles y humanos, también se presenta una problemática y es que la santidad no se puede medir en la medida de detentar cuál es la más santa de las iglesias. 

La catolicidad esta nota es ambigua porque desde el contexto histórico su significado ha variado y también la realidad de la presencia de diferentes iglesias coloca esta nota en una situación difícil, porque solo será reconocida como católica por sus integrantes, perdiendo su significado de universalidad, si se mantiene su centro en la jerarquía Romana y no en Cristo. La apostolicidad se ha entendido como la sucesión ministerial, distinción que se utiliza para diferenciarse de las iglesias de la Reforma, la apostolicidad no se puede encerrar en el acto externo de una sucesión material sino en su acción apostólica. No se puede reducir la iglesia a las notas, porque desde el punto histórico la iglesia no cumple con estos postulados en la realidad, estas notas son puntos de partida y de llegada que nos involucra a todos para que se puedan concretizar en la realidad incluyendo a las demás iglesias que comparte la unida en Cristo, en el bautismo y la eucaristía, estas notas se viven de manera limitada que nos invita a superar la división y anunciar el evangelio con más coherencia y compromiso. 

Considero que el aporte Duquoc es muy importante porque me invita que mi quehacer como teólogo sea desde una visión abierta, sin dejar de reconocer lo particular que nos identifica como católicos, reconocer que desde el conocimiento histórico de la iglesia hay muchas razones para que hoy en medio de esta realidad de división, se genere desde la eclesiología puntos o notas donde nos encontremos los que caminamos detrás del Resucitado, es desde el reconocimiento de que las iglesias son provisionales, que no son un fin en sí mismas, sino maneras de llegar a la construcción del Reino, que cuando se haga presente ya no serán necesarias, que su desaparición frente a la Revelación escatológica es su objetivo y no su permanencia eterna como institución humana y menos excluyéndose mutuamente por considerarse unas más perfectas que otras, situación que solo ha traído muerte y desilusión


viernes, 15 de junio de 2012

Iglesia y religión en la historia de Colombia


 

Dentro de la historia de Colombia la presencia de la iglesia ha sido muy importante para el desarrollo de la vida en las tierras del Nuevo Reino, no podemos desechar, ni pasar por alto el aporte de la iglesia en la construcción de lo que hoy le llamamos cultura occidental, también dentro del acercamiento histórico de la iglesia en la historia de Colombia tenemos que tener una mirada crítica de sus excesos y complicidades con los poderes opresores y la contradicción de anunciar un evangelio de la vida con la utilización de métodos violentos.

En medio de esta coyuntura también aparece la presencia de la iglesia regular: las órdenes religiosas, las cuales tienen una mirada más crítica y toman postura frente a las injusticias ejercidas por el poder español o el poder político republicano.

El texto: Iglesia y Religión En La Historia De Colombia [1] nos ilumina frente a la relación que ha mantenido la iglesia en Colombia entre sus poderes y movimientos populares en todos los aspectos de la nación, esta relación Estado Iglesia llego a su mayor integración con el patronato real o regio el cual se da ya desde tiempos de la edad media y llega esta forma de relaciones iglesia-estado al Nuevo mundo.

Con la bula Inter Caetera expedida por el Papa Alejandro VI el 14 de mayo de 1493, con la que le daba el poder a la corona española sobre las tierras descubiertas, garantizando la expansión del cristianismo en estas tierras llenas de paganos. Esta labor se realizó por medio de la conquista y las misiones donde el aspecto económico y militar comenzaron a tener mayor fuerza.

Las primeras diócesis que se erigieron en el territorio de lo que hoy es Colombia fueron en Santa María del Darién en el año 1513, el primer obispo fue el fray Juan de Quevedo. Luego Santa Marta en 1534, Cartagena 1534, Popayán 1546 y Bogotá en 1563.

A la par la iglesia con su brazo secular llegaba a al territorio del Nuevo Reino, también llego el brazo regular: las órdenes religiosas, entre las comunidades más importantes que llegaron fueron los franciscanos, dominicos, mercedarios, jesuitas, estas comunidades llegaron con la misión de evangelizar y de establecer la iglesia en medio de los indios principalmente en las encomiendas, los colegios y las misiones. 

Esta relación que se dio entre el brazo secular y el regular presento muchos enfrentamientos, principalmente en el trato de los españoles con los indios y los esclavos, los misioneros colocaron en evidencia la explotación y el maltrato al que eran sometidos los indios y los negros, por el afán de la búsqueda de las riquezas. Esta situación llevó a que se expulsaran a los religiosos por sus posturas radicales.

Uno de los matrimonios más crueles que se dio entre la iglesia y la corona se manifestó en la instauración de la inquisición en el Nuevo Reino en el año 1610, este tuvo como nombre del Tribunal de la Inquisición, tuvo su sede Cartagena. Este se encargaba de investigar y juzgar toda desviación de la doctrina católica, imponiendo grandes castigos a los culpables.

No podemos hablar de la independencia de nuestro país sin comentar el papel de la iglesia en este proceso, donde se descubre una iglesia cercana al movimiento independentista y otra a favor de los invasores españoles, dentro de la carta independentista firman 16 sacerdotes, esta reivindicación se realizaba por los clérigos desde los púlpitos, las prédicas, la organización de grupos y en el acompañamiento de los ejércitos independentistas como capeñanes. 

Dentro de estas acciones revolucionarias por parte del clero se destaca el libro publicado en 1814 por el padre Juan Fernández de Sotomayor el cual fue obispo de Cartagena, llamado Instrucción Popular en el cual, bajo el pretexto de ser un libro piadoso, se denunciaban los atropellos de los conquistadores españoles.

Pero no todos los clérigos estaban en la lucha independentista, existían los realistas, los que estaban de acuerdo con las políticas españolas y las defendían de manera categórica, rechazando cualquier acción revolucionaria, estaban del lado de la monarquía.

Cuando Colombia logró su independencia la relación estado-iglesia se ve en medio de una situación difícil: ¿Cómo ejecutar el patronato real?, frente a esta situación se plantearon tres posturas, la primera que el patronato lo ejerciera el gobierno, la segunda se basaba en que el gobierno no tiene nada que ver en la escogencia de los sacerdotes y prelados y que esa es una labor de la Santa Sede y la tercera era la firma de un concordato para replantear las relaciones iglesia-estado.

 Entre 1812 hasta 1816 fueron unos años de relaciones conflictivas entre el nuevo gobierno y la Santa Sede, en 1816 se nombró el último obispo español para la Nueva Granada, este fue Salvador Enciso el cual llegó a la diócesis de Popayán.

Desde la independencia la relación de la iglesia estuvo en medio de la inestabilidad y las controversias, porque dependía del partido que llegará al manejo del gobierno en que se jugaban las relaciones, si era un gobierno liberal, la relación era muy débil, pero si era un gobierno conservador la iglesia más influencia social y política. Ya desde las primeras constituciones el tema del papel de la iglesia y de la religión fue muy importante.

Con el movimiento de la ilustración que llegó a la Nueva Granada por parte de los intelectuales formados en Europa, se coloca a la iglesia en una situación difícil. En el gobierno de Santander se limitó a la iglesia a la educación de la población, comenzó Santander por cerrar conventos que tuviera menos de ocho religiosos y se estableció los 25 años mínimo para entrar a una congregación, Santander era visto como ateo.

Con la independencia de Colombia y su reconocimiento como nación, se plantea como serán las relaciones con la Santa Sede, estas relaciones comenzaron con la aprobación de la ley del patronato de 1824, el Papa León XII nombra los primeros obispos para Colombia, estas relaciones se vieron en crisis a partir de 1828, es en 1831 con el Papa Gregorio XVI es que se estabilizan las relaciones eclesiásticas.

Se presentó el fenómeno de las logias masonas en territorios de la Nueva Granada, estas llegaron por Cartagena donde se establecieron en 1808 y sus ideales encajaron con las ideas de la independencia, Santander se propone fundar una logia masónica en Bogotá con el nombre de Libertad de Colombia.

Pero la relación iglesia-estado no mejoró, en 1850 fueron expulsados los jesuitas de nuevo por el general José Hilario López, eran considerados enemigos de los liberales, del cambio social y brazo ideológico de la corona. Las relaciones se dificultaron mucho más con la extinción del fuero eclesiástico, con la ley del 18 de mayo de 1851 se extinguió todo privilegio eclesiástico, la ley civil juzgaba los casos de los clérigos. 

La constitución de 1853 aleja más a la iglesia y al estado, se proclama la profesión libre de religión, la siguiente constitución es más radical, en ella no se nombra a Dios al inicio, se proclama la libertad de culto, la constitución de 1863 propone la inspección de los cultos religiosos por el gobierno, situación que no agrado a la iglesia católica y el impedimento de cualquier religioso de estar en un cargo público.

La constitución de 1886 termino con tantos años de división entre estado e iglesia, esta constitución estuvo dispuesta a retomar la relación con la iglesia, el artículo 38 coloca a la Iglesia Católica como la religión de la nación, donde los poderes públicos la respetaran y la protegerán, en 1887 se firma el concordato con la Santa Sede, donde se garantiza a la iglesia su autonomía, trato diferencial, el no pago de impuestos de los templos, lugares de culto y seminarios, también en 1888 el país es consagrado al Corazón de Jesús.

En 1973 se firmó otro concordato asumiendo las directivas del Vaticano II, esta relación tan estrecha de la iglesia y el estado generó muchas controversias a mediados del siglo XX, donde la iglesia se politizó generando un ambiente de una religión de estado, al lado del partido conservador y condenando a los liberales, se llegó hasta considerar por la iglesia que ser liberar era pecado mortal, el conservadurismo estuvo en el poder consecutivo hasta 1930.

Ya en la constitución de 1990 que nos rige hasta el momento establece que el credo religioso no puede ser causa de discriminación y el artículo 19 establece la libertad de culto, donde toda persona tiene la libertad de escoger su religión y difundirla, dentro de la educación pública se elimina el confesionalismo religioso, donde se prohíbe obligar a la persona a recibir clases de religión y quedo la posibilidad de reformar el concordato.

 

 






[1] Rodríguez Gómez, Juan Camilo.