lunes, 1 de marzo de 2021

La relación entre la escatología, la cristología y la antropología teológica, aplicada a la vivencia de fe en las dimensiones personal y comunitaria.

 

 Por: Jairo Antonio Popó Vallecilla

 

“En cuanto al día y la hora, no los conoce nadie, ni los ángeles en el cielo, ni el hijo; solo lo conoce el Padre.” Mc 13, 32.

 

 

Para iniciar a hablar sobre la escatología, su relación con la cristología y la antropología teológica y como impacta en la dimensión personal y comunitaria, quisiera iniciar con presentar mi argumento principal que será el que iré desarrollando en este artículo para mi blog: 


Introducción


Toda escatología tiene como centro a Jesús y sus acciones, en él, con él y con la ayuda del Espíritu Santo reconocemos el camino de salvación y de esperanza.

Pero ese seguimiento y reconocimiento de Jesús como el Cristo no solo se queda en una revelación intimista individual, si el centro de la escatología es Jesús el Cristo no podemos dejar de lado las acciones que él realizó para mostrar las evidencias de la instauración del Reino de Dios en nuestra realidad.

Es desde el aquí y el ahora que con la intervención de Jesús de Nazaret en la historia del hombre y de la mujer se nos muestra el camino de esperanza, donde al final de los tiempos cuando se revele Dios en la historia seremos juzgados no solo en la piedad, la fe, sino en nuestras obras y esas obras tienen un destinatario específico: los pobres.

 

Desarrollo

 

El tema escatológico dentro del mundo de las religiones es uno de los que más debates y predicas ha producido; al mismo tiempo es la causa de muchas confusiones que impactan a la gran mayoría de seguidores, pero es el mensaje más poderoso que tienen las mismas para caracterizarse de otras formas de vivencia ética o moral, el pensarse el “más allá”, eso que está por fuera de lo material cognoscible, es el motor de partida que nos fue constituyendo como una especie distinta dentro de los seres de la naturaleza.

El primer paso para identificarnos como humanos fue descubrir nuestra finitud y al instante preguntarnos por eso que descubrimos que está por encima de nuestra realidad y materialidad, pero ¿qué es lo que percibimos como sentido último?

El historiador Judío Yuval Noah Harari en su libro de Animales a Dioses nos dice que ese momento donde él sapiens inicia ese reconocimiento de sí mismo superando la preocupación de las necesidades básicas y de la inclemencia de la naturaleza e inicia a darle un sentido a los acontecimientos que van después de la muerte es considerado el inicio de las religiones, y no solo de la religión como un organismo social con una estructura como la conocemos al día de hoy, sino el nacimiento de la condición humana más  importante: dar sentido y reconocer que la vida sigue después de la muerte biológica.

Esto permitió el desarrollo de un lenguaje particular y logró crear un escenario donde estos relatos comenzaron a unir a muchos sapiens: creer en algo que no ven, pero saben que por medio del lenguaje y de unas acciones mistéricas pueden darle un sentido a su realidad trascendiendo lo material de la realidad tangible, esté fue el acto que nos llevó al siguiente nivel de evolución, Harari (2020) plantea que “Esta capacidad de hablar de ficciones es la característica más singular del lenguaje de los sapiens.” (p. 38).

Destaco de este análisis histórico que el relato religioso es un relato que trasciende las evidencias físicas y su objeto último no se encuentra en las categorías materiales, pero como todos estamos lanzados a esta realidad contingente no se puede sólo hablar de lo que vendrá o de las acciones espirituales sin ningún impacto en nuestra realidad y en especial en nuestros cuerpos biológicos.

Por eso tanto las acciones de los primeros chamanes como la de Jesús es intervenir en los cuerpos: la sanación y esta sanación como símbolo de vida.

La sanación del cuerpo es una forma de sentir que la muerte no es lo último que nos queda, todos sentimos nuestra realidad física primero que la realidad trascendente, el bebé cuando nace lo primero que debe garantizar cuando llora es que la mama lo alimente y no que le enseñe una oración para calmar el hambre; después con el desarrollo del lenguaje y de la interacción social, la dimensión trascendente se comunica y se desarrolla, no estoy diciendo que se aprenda, ya que todos tenemos por naturaleza esa añoranza a que nuestra realidad definitiva no termina solo en la materia, unos podrán una figura espiritual, otros una material o estética y algunos una esperanza política social, pero siempre hay un anhelo a lo trascendente.

En este punto Harari dirá que eso se debe a un cambio genético inexplicable que sucede en un sapiens en particular logrando pensar en el más allá, en paralelo el desarrollo del lenguaje y de la construcción de relatos míticos. Pero sin negar la postura de la historia que nos comparte Harari y de los descubrimientos de la ciencia, ese cambio que se realiza en el interior del sapiens y que nos lleva a pensarnos una realidad que nos trasciende hace parte de nuestra realidad como creaturas.

“Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios los creó; varón y mujer los creó (Gn.1, 27). Es ese momento inexplicable donde al compartir la imagen de Dios podemos reconocer que hay algo más de dónde venimos y que estamos llamados a volver, el acto de la creación es el inicio de la plenitud de la historia, es en ese momento que inicia la escatología esperanzadora, por ese “génesis” histórico desde la perspectiva de fe tiene un fin planeado por el mismo creador para que toda la naturaleza creada llegue a su plenitud a través de su punto focal o piedra angular: Cristo.

Pero cómo entender este camino dinámico de la historia sin caer en dualismos platónicos entre el mundo material corrupto versus el mundo de las ideas perfecto y que la caída del alma a esta realidad debe ser superada para volver al mundo de las ideas de donde por alguna razón inexplicable ha caído o de la predestinación del destino del hombre, que ya creado no tiene más opción de creer en el que lo creo y seguir un camino destinado por ese creador que solo mira pasivo como su obra se va ejecutando tal cual un ingeniero observa su construcción y donde las personas solo siguen lo ya determinado como abejas dentro de un panal.

Para superar el individualismo platónico y el no compromiso de una realidad predestinada, la figura de Jesús se presenta como punto que nos ayuda a superar estos cuestionamientos que con fundamento aparecen y han estado en el transcurso de la historia de la fe.

Si no reconocemos a Jesús, su mensaje y sus acciones como elementos fundantes de la esperanza escatológica podremos caer en eso dos errores al intentar entender una realidad justa definitiva y de vida a la cual estamos llamados desde la creación. Sin Jesús que caminó por Galilea sanando, que anunció el Reino de Dios, que fue asesinado y resucitó, no podríamos darle un fundamento teológico-antropológico a la escatología.

Si Jesús es la encarnación de Dios “La palabra se hizo carne y habitó entre nosotros.” (Jn 1,14.). Entonces todas sus acciones nos están mostrando lo que es válido para ese reino ya iniciado en la creación, que en Jesús se nos muestra con sus acciones y vida como un reinado real que integra nuestra vida e historia, desde estos presupuestos todo el que se llame cristiano está llamado seguir a Jesús, sus palabras, sus acciones y destino para que ese reino de vida se haga presente entre nosotros.

Pero ese reino no es un reino solo de superación personal, de intimismo místico o de premios materiales, es un reino de justicia que compromete al creyente que ha tenido esa experiencia personal con Jesús a realizar el camino de Emaús después de reconocer el triunfo de la muerte en la cruz y salir al encuentro del otro.

Sin ese otro que me humaniza es imposible la vivencia del reino, sin buscar la justicia y la vida dentro de nuestra realidad terrena, es difícil ver los signos de los tiempos desde la mirada de Jesús, que pasó su vida pública luchando y predicando el evangelio de la vida, una vida que defendió en medio de estructuras que no la respetaban y de una organización religiosa-política que tenía como eje el cumplimiento de la ley sobre cualquier condición humana, dando la imagen de un dios lejano de los dolores humanos, olvidando el Dios de Moisés que escucha el clamor de los oprimidos.

Como dice Jon Sobrino “La fe en Cristo es, por esencia, fe comunitaria y no la suma de fes individuales y es así desde la resurrección en Cristo, la cual no desencadenó solo fes individuales, sino que convocó una comunidad que hizo que la fe tuviese una dimensión esencial de comunitariedad” (Sobrino. 2001, pp 48)

Y en la vida de Jesús vemos también esa dimensión comunitaria en el evangelio de Marcos que al día de hoy muchos exegetas he historiadores reconocen como el más antiguo, el evangelista pone la primera acción de Jesús después de salir del desierto en buscar a los que serán sus discípulos “Jesús les dijo: vengan conmigo y los haré pescadores de hombres. Inmediatamente dejando las redes lo siguieron" (Mc 1, 17-18). Los que siguen al maestro en su plan de anuncio del reino y de salvación ven como Jesús hace sanaciones, liberaciones y entra en contacto con las personas en las periferias tanto económicas, sociales, políticas y religiosas.

Ese “vengan conmigo” que hace Jesús no es a que se encierren en una ciudad como los esenios o crear un grupo mistérico como los pitagóricos, es un llamado a salir de sus realidades para encontrarse con los otros y esos otros están caracterizados: los pobres.

La condición de pobreza como la vio Jesús no dista mucho de las realidades de pobreza 2000 años después y esa es una de las características de la actualidad del mensaje del evangelio, no porque la pobreza siga existiendo, sino que la pobreza en sí es el resultado de la injusticia y del egoísmo de sistemas de organización económica, política y social, que manejados por algunos hombres y mujeres llevan a millones a que en esta vida solo tengan a la muerte y a la miseria como única realidad tangible inminente antes de tiempo, sin poder disfrutar ahora de las características más importantes del anuncio escatológico de Jesús: tener una vida en abundancia y una liberación de lo que los oprime.

Es real en nuestros países latinoamericanos y más en un país como Colombia que está dentro de la lista de los países más desiguales del mundo, que los más pobres que no son pocos, sean los que tengan un margen muy alto de morir, ya que donde viven no hay una cobertura mínima de los elementos para tener una vida digna consecuencia de un olvido sistemático de los gobiernos de turno o porque el conflicto narco-económico-estatal los pone en medio de la guerra sin tener ninguna alternativa, Boff (2000) “Actualmente, el ser más amenazado de la creación no es el mico leonado, ni el airapuru, ni el oso panda, sino el ser humano pobre, condenado a morir antes de tiempo.” (p.90).

El reino tiene un protagonista y es el pobre, para ellos ha venido Jesús a anunciarlo y los que se hacen llamar sus discípulos siguiendo su mandato deben asumir su camino y tener como base el anuncio de las bienaventuranzas que no son para nada un recetario de buenas intenciones para realizar en un domingo cuando “me sobre tiempo”, sino reconocer en el Evangelio y el seguimiento del mensaje del Reino de Dios anunciado y vivido por Jesús, un llamado a la acción comunitaria dentro de nuestra realidad contingente, para que en el aquí y el ahora podamos ver signos de esa realidad futura en medio de los que sufren más, de los olvidados de los pobres de nuestro tiempo.


Conclusión

La escatología como realidad que se hace presente, pero con una condición de tensión entre lo que vemos y lo que será, debe mantener una concordancia entre el mensaje de Jesús, sus acciones y el mensaje a sus apóstoles que por medio del bautismo y del Espíritu Santo se unen en un plan de vida y de liberación.

La escatología desde esta perspectiva bíblica y cristocéntrica no es un anuncio mistérico o inalcanzable, ya que en la encarnación la posibilidad de salvación se hace real, pero esa salvación que es gratuidad y amor por parte del Padre se ve reflejada en nuestra realidad por medio de las acciones concretas de liberación que realicemos en defensa de los que son rechazados, olvidados y marginados.

Estamos llamados a vivir siguiendo la primera acción de Jesús: el llamar a sus discípulos, he iniciar esa vida en comunidad para implementar su mensaje. Nosotros estamos llamados a vivir sabiendo que la solidaridad y la defensa de una vida digna para los que se les arrebata cualquier opción de tenerla, hará posible ver los signos de los tiempos desde la realidad escatológica de lo que ya se ha iniciado y que tendrá un final glorioso, donde la justicia se proclamará y la pobreza que lleva a la muerte injusta será superada. 

 

 

 

Referencias

 

Boff, L.,(2000). Tiempo de Trascendencia. El ser humano como un proyecto infinito. Santander. España. Sal Terrae.

Harari, Y.,(2020). De animales a dioses. Breve historia de la humanidad. Bogotá. Colombia.Debate

Sobrino, J., (2001). Jesucristo Liberador. Lectura histórico-teológica de Jesús de Nazaret. Petrópolis. Brasil.Trotta.

Shokel, L.,(2020). Biblia del Peregrino. América Latina. Macao.China. Mensajero.