“Si los toros y los leones supieran pintar, pintarían a los dioses como toros y leones.”
viernes, 16 de abril de 2021
Mito y religión en la antigua Grecia
lunes, 1 de marzo de 2021
La relación entre la escatología, la cristología y la antropología teológica, aplicada a la vivencia de fe en las dimensiones personal y comunitaria.
Por: Jairo Antonio Popó
Vallecilla
“En cuanto al día
y la hora, no los conoce nadie, ni los ángeles en el cielo, ni el hijo; solo lo
conoce el Padre.” Mc
13, 32.
Para iniciar a
hablar sobre la escatología, su relación con la cristología y la
antropología teológica y como impacta en la dimensión personal y comunitaria,
quisiera iniciar con presentar mi argumento principal que será el que iré
desarrollando en este artículo para mi blog:
Introducción
Toda escatología
tiene como centro a Jesús y sus acciones, en él, con él y con la ayuda del
Espíritu Santo reconocemos el camino de salvación y de esperanza.
Pero ese
seguimiento y reconocimiento de Jesús como el Cristo no solo se queda en una
revelación intimista individual, si el centro de la escatología es Jesús el
Cristo no podemos dejar de lado las acciones que él realizó para mostrar las
evidencias de la instauración del Reino de Dios en nuestra realidad.
Es desde el aquí y
el ahora que con la intervención de Jesús de Nazaret en la historia del hombre
y de la mujer se nos muestra el camino de esperanza, donde al final de los
tiempos cuando se revele Dios en la historia seremos juzgados no solo en la
piedad, la fe, sino en nuestras obras y esas obras tienen un destinatario
específico: los pobres.
Desarrollo
El tema
escatológico dentro del mundo de las religiones es uno de los que más debates y predicas ha producido; al mismo tiempo es la causa de muchas
confusiones que impactan a la gran mayoría de seguidores, pero es el mensaje
más poderoso que tienen las mismas para caracterizarse de otras formas de
vivencia ética o moral, el pensarse el “más allá”, eso que está por fuera de lo
material cognoscible, es el motor de partida que nos fue constituyendo como una
especie distinta dentro de los seres de la naturaleza.
El primer paso
para identificarnos como humanos fue descubrir nuestra finitud y al instante
preguntarnos por eso que descubrimos que está por encima de nuestra realidad y
materialidad, pero ¿qué es lo que percibimos como sentido último?
El historiador
Judío Yuval Noah Harari en su libro de Animales a Dioses nos dice que ese
momento donde él sapiens inicia ese reconocimiento de sí mismo superando la
preocupación de las necesidades básicas y de la inclemencia de la naturaleza e
inicia a darle un sentido a los acontecimientos que van después de la muerte es
considerado el inicio de las religiones, y no solo de la religión como un
organismo social con una estructura como la conocemos al día de hoy, sino el
nacimiento de la condición humana más importante: dar sentido y reconocer
que la vida sigue después de la muerte biológica.
Esto permitió el
desarrollo de un lenguaje particular y logró crear un escenario donde estos
relatos comenzaron a unir a muchos sapiens: creer en algo que no ven, pero
saben que por medio del lenguaje y de unas acciones mistéricas pueden darle un
sentido a su realidad trascendiendo lo material de la realidad tangible, esté
fue el acto que nos llevó al siguiente nivel de evolución, Harari (2020)
plantea que “Esta capacidad de hablar de ficciones es la característica
más singular del lenguaje de los sapiens.” (p. 38).
Destaco de este
análisis histórico que el relato religioso es un relato que trasciende las
evidencias físicas y su objeto último no se encuentra en las categorías
materiales, pero como todos estamos lanzados a esta realidad contingente no se
puede sólo hablar de lo que vendrá o de las acciones espirituales sin ningún
impacto en nuestra realidad y en especial en nuestros cuerpos biológicos.
Por eso tanto las
acciones de los primeros chamanes como la de Jesús es intervenir en los
cuerpos: la sanación y esta sanación como símbolo de vida.
La sanación del
cuerpo es una forma de sentir que la muerte no es lo último que nos queda,
todos sentimos nuestra realidad física primero que la realidad trascendente,
el bebé cuando nace lo primero que debe garantizar cuando llora es que la mama
lo alimente y no que le enseñe una oración para calmar el hambre; después con
el desarrollo del lenguaje y de la interacción social, la dimensión
trascendente se comunica y se desarrolla, no estoy diciendo que se aprenda, ya
que todos tenemos por naturaleza esa añoranza a que nuestra realidad definitiva
no termina solo en la materia, unos podrán una figura espiritual, otros una
material o estética y algunos una esperanza política social, pero siempre hay
un anhelo a lo trascendente.
En este punto
Harari dirá que eso se debe a un cambio genético inexplicable que sucede en un
sapiens en particular logrando pensar en el más allá, en paralelo el desarrollo
del lenguaje y de la construcción de relatos míticos. Pero sin negar la postura
de la historia que nos comparte Harari y de los descubrimientos de la ciencia,
ese cambio que se realiza en el interior del sapiens y que nos lleva a
pensarnos una realidad que nos trasciende hace parte de nuestra realidad como
creaturas.
“Y creó Dios al
hombre a su imagen; a imagen de Dios los creó; varón y mujer los creó” (Gn.1,
27). Es ese momento inexplicable donde al compartir la imagen de Dios podemos
reconocer que hay algo más de dónde venimos y que estamos llamados a volver, el
acto de la creación es el inicio de la plenitud de la historia, es en ese
momento que inicia la escatología esperanzadora, por ese “génesis” histórico
desde la perspectiva de fe tiene un fin planeado por el mismo creador para que
toda la naturaleza creada llegue a su plenitud a través de su punto focal o
piedra angular: Cristo.
Pero cómo entender
este camino dinámico de la historia sin caer en dualismos platónicos entre el
mundo material corrupto versus el mundo de las ideas perfecto y que la caída
del alma a esta realidad debe ser superada para volver al mundo de las ideas de
donde por alguna razón inexplicable ha caído o de la predestinación del destino
del hombre, que ya creado no tiene más opción de creer en el que lo creo y
seguir un camino destinado por ese creador que solo mira pasivo como su obra se
va ejecutando tal cual un ingeniero observa su construcción y donde las
personas solo siguen lo ya determinado como abejas dentro de un panal.
Para superar el
individualismo platónico y el no compromiso de una realidad predestinada, la
figura de Jesús se presenta como punto que nos ayuda a superar estos
cuestionamientos que con fundamento aparecen y han estado en el transcurso de la
historia de la fe.
Si no reconocemos
a Jesús, su mensaje y sus acciones como elementos fundantes de la esperanza
escatológica podremos caer en eso dos errores al intentar entender una realidad
justa definitiva y de vida a la cual estamos llamados desde la creación. Sin
Jesús que caminó por Galilea sanando, que anunció el Reino de Dios, que fue
asesinado y resucitó, no podríamos darle un fundamento teológico-antropológico
a la escatología.
Si Jesús es la
encarnación de Dios “La palabra se hizo carne y habitó entre nosotros.” (Jn
1,14.). Entonces todas sus acciones nos están mostrando lo que es válido para
ese reino ya iniciado en la creación, que en Jesús se nos muestra con sus
acciones y vida como un reinado real que integra nuestra vida e historia, desde
estos presupuestos todo el que se llame cristiano está llamado seguir a Jesús,
sus palabras, sus acciones y destino para que ese reino de vida se haga presente
entre nosotros.
Pero ese reino no
es un reino solo de superación personal, de intimismo místico o de premios
materiales, es un reino de justicia que compromete al creyente que ha tenido
esa experiencia personal con Jesús a realizar el camino de Emaús después de
reconocer el triunfo de la muerte en la cruz y salir al encuentro del otro.
Sin ese otro que
me humaniza es imposible la vivencia del reino, sin buscar la justicia y la
vida dentro de nuestra realidad terrena, es difícil ver los signos de los tiempos
desde la mirada de Jesús, que pasó su vida pública luchando y predicando el
evangelio de la vida, una vida que defendió en medio de estructuras que no la
respetaban y de una organización religiosa-política que tenía como eje el
cumplimiento de la ley sobre cualquier condición humana, dando la imagen de un
dios lejano de los dolores humanos, olvidando el Dios de Moisés que escucha el
clamor de los oprimidos.
Como dice Jon
Sobrino “La fe en Cristo es, por esencia, fe comunitaria y no la suma
de fes individuales y es así desde la resurrección en Cristo, la cual no desencadenó solo fes individuales, sino que convocó una comunidad que hizo que
la fe tuviese una dimensión esencial de comunitariedad” (Sobrino.
2001, pp 48)
Y en la vida de
Jesús vemos también esa dimensión comunitaria en el evangelio de Marcos que al
día de hoy muchos exegetas he historiadores reconocen como el más antiguo, el
evangelista pone la primera acción de Jesús después de salir del desierto en
buscar a los que serán sus discípulos “Jesús les dijo: vengan conmigo y
los haré pescadores de hombres. Inmediatamente dejando las redes lo
siguieron" (Mc 1, 17-18). Los que siguen al maestro en su plan de
anuncio del reino y de salvación ven como Jesús hace sanaciones, liberaciones y
entra en contacto con las personas en las periferias tanto económicas,
sociales, políticas y religiosas.
Ese “vengan
conmigo” que hace Jesús no es a que se encierren en una ciudad como
los esenios o crear un grupo mistérico como los pitagóricos, es un llamado a
salir de sus realidades para encontrarse con los otros y esos otros están
caracterizados: los pobres.
La condición de
pobreza como la vio Jesús no dista mucho de las realidades de pobreza 2000 años
después y esa es una de las características de la actualidad del mensaje del
evangelio, no porque la pobreza siga existiendo, sino que la pobreza en sí es
el resultado de la injusticia y del egoísmo de sistemas de organización
económica, política y social, que manejados por algunos hombres y mujeres
llevan a millones a que en esta vida solo tengan a la muerte y a la miseria
como única realidad tangible inminente antes de tiempo, sin poder disfrutar
ahora de las características más importantes del anuncio escatológico de Jesús:
tener una vida en abundancia y una liberación de lo que los oprime.
Es real en
nuestros países latinoamericanos y más en un país como Colombia que está dentro
de la lista de los países más desiguales del mundo, que los más pobres que no
son pocos, sean los que tengan un margen muy alto de morir, ya que donde viven
no hay una cobertura mínima de los elementos para tener una vida digna
consecuencia de un olvido sistemático de los gobiernos de turno o porque el
conflicto narco-económico-estatal los pone en medio de la guerra sin tener
ninguna alternativa, Boff (2000) “Actualmente, el ser más amenazado de
la creación no es el mico leonado, ni el airapuru, ni el oso panda, sino el ser
humano pobre, condenado a morir antes de tiempo.” (p.90).
El reino tiene un
protagonista y es el pobre, para ellos ha venido Jesús a anunciarlo y los que
se hacen llamar sus discípulos siguiendo su mandato deben asumir su camino y
tener como base el anuncio de las bienaventuranzas que no son para nada un
recetario de buenas intenciones para realizar en un domingo cuando “me sobre
tiempo”, sino reconocer en el Evangelio y el seguimiento del mensaje del Reino
de Dios anunciado y vivido por Jesús, un llamado a la acción comunitaria dentro
de nuestra realidad contingente, para que en el aquí y el ahora podamos ver
signos de esa realidad futura en medio de los que sufren más, de los olvidados
de los pobres de nuestro tiempo.
Conclusión
La escatología
como realidad que se hace presente, pero con una condición de tensión entre lo
que vemos y lo que será, debe mantener una concordancia entre el mensaje de
Jesús, sus acciones y el mensaje a sus apóstoles que por medio del bautismo y
del Espíritu Santo se unen en un plan de vida y de liberación.
La escatología
desde esta perspectiva bíblica y cristocéntrica no es un anuncio mistérico o
inalcanzable, ya que en la encarnación la posibilidad de salvación se hace
real, pero esa salvación que es gratuidad y amor por parte del Padre se ve
reflejada en nuestra realidad por medio de las acciones concretas de liberación
que realicemos en defensa de los que son rechazados, olvidados y marginados.
Estamos llamados a
vivir siguiendo la primera acción de Jesús: el llamar a sus discípulos, he
iniciar esa vida en comunidad para implementar su mensaje. Nosotros estamos
llamados a vivir sabiendo que la solidaridad y la defensa de una vida digna
para los que se les arrebata cualquier opción de tenerla, hará posible ver los
signos de los tiempos desde la realidad escatológica de lo que ya se ha
iniciado y que tendrá un final glorioso, donde la justicia se proclamará y la
pobreza que lleva a la muerte injusta será superada.
Referencias
Boff, L.,(2000). Tiempo de Trascendencia. El ser
humano como un proyecto infinito. Santander. España. Sal Terrae.
Harari, Y.,(2020). De animales a dioses. Breve historia
de la humanidad. Bogotá. Colombia.Debate
Sobrino, J., (2001). Jesucristo Liberador. Lectura
histórico-teológica de Jesús de Nazaret. Petrópolis. Brasil.Trotta.
Shokel, L.,(2020). Biblia del Peregrino. América
Latina. Macao.China. Mensajero.