“Si los toros y los leones supieran pintar, pintarían a los dioses como toros y leones.”
Jenófanes.
Una primera cuestión que se encuentra cualquier acercamiento a la religión de la antigua Grecia es problemática o querer encasillar las dinámicas religiosas que se desarrollaban dentro de todo el imperio en un solo término no es sencilla, definir la religión griega como se ha entendido la religión históricamente es controversial, esta tiene matices y formas de ser vividas que no se comparan con las religiones de las culturas que rodeaban sus límites terrestres.
La religión y la mitología griega se caracterizaban por la diversidad de dioses que convivían dentro de ellas, también hay una riqueza en los ritos que se desprenden de cada experiencia entre la divinidad y las personas, las familias, el pueblo y el imperio. Cada relación con los dioses es distinta y tiene un objetivo particular.
El ciudadano romano tenía la posibilidad de interactuar con una cantidad de dioses en cada círculo y momento de su historia llegando a tener un dios para cada acción de su vida. No se relacionaba con un solo dios todopoderoso confiando su destino y objetivo existencial, la multiplicidad y pluralidad de esta relación multifacética es el componente de su carácter e identidad como romano.
Por lo cual todas las acciones de la persona y su historia está permeada por los dioses y los dioses también están influenciados por las personas, los pueblos y los intereses del imperio, a tal punto que adoptan su forma, sus comportamientos, la formas de concebir las relaciones, creando un solo espacio ético identitario donde el ethos de los dioses es muy similar al ethos humano.
En esta construcción literaria tanto como Dumézil y Strauss plantean que el escritor de los textos sagrados y míticos, no inicia desde cero para la reconstrucción de las estructuras y de las características de los dioses, consideran la experiencia ancestral que tienen cada comunidad y pueblo.
Al ser tradiciones con raíces ancestrales y con grandes influencias de las religiones locales desarticuladas en su gran mayoría, el trabajo de Homero y Hesíodo de realizar una compilación de estas tradiciones y tratar de realizar una historia de origen fue reconocida por la tradición griega, ya que la Ilíada y la Teogonía se convirtieron en los libros canónicos de la estructura religiosa de la antigua Grecia.
Los dioses a través de estos relatos tomaron una estructura y organización sistemática con un espacio de acción muy cercano al mundo contingente de los seres humanos, dentro de este escenario histórico-literario asumieron las debilidades, las tragedias, los sueños los deseos humanos como propios, logrando una conexión con las personas, hasta el punto de rendir culto a un dios y si este no lograba cumplir con lo solicitado insultarlo, rechazarlo y rápidamente cambiarlo y buscar el beneficio en otros dioses más complacientes y prácticos.
En Grecia la estructura del orden divino respondía a la organización del imperio, siendo visible una división celestial en grupos selectos, niveles intermedios y por último una base inferior de deidades de menor poder y reconocimiento: dioses, semidioses, héroes, etc. Una jerarquía que debía ser entendida desde la perspectiva del orden social que reflejaba en el orden cosmológico representado en el Partenón el orden imperial deseado.
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